Alma: “Conócete a ti misma”
En el frente del dorado sagrario esta grabado este
símbolo: un gran
pájaro que con su afilado pico hurga en su pecho y con la
sangre que mana alimenta sus tres polluelos.
Cuando contemplemos esta
imagen, que está en el corazón de nuestra
iglesia, demos tiempo a que entre en nuestra mente alguna idea
que nos acerque a la Verdad.
El alma es el gran
pájaro, diseñada para volar al cielo. Sus tres polluelos
son sus tres facultades naturales: entendimiento, memoria y voluntad,
que deben llenarse de las tres virtudes teologales: FE, ESPERANZA Y
CARIDAD.
El pico es la Palabra de
Dios que discierne nuestros sentimientos. La sangre es el
dolor que se convierte en alimento para crecer en espíritu y verdad.
Debemos observar nuestros propios sentimientos, y calificarlos como pacíficos o no. Si son de PAZ vienen de Dios.
Y comprender que pensamiento lo genera. Intentar arrancarlo si no es bueno, o darle la vuelta.
Debemos cultivar en nuestra mente los pensamientos que elevan nuestro corazón hacia Dios
Debemos observar nuestros propios sentimientos, y calificarlos como pacíficos o no. Si son de PAZ vienen de Dios.
Y comprender que pensamiento lo genera. Intentar arrancarlo si no es bueno, o darle la vuelta.
Debemos cultivar en nuestra mente los pensamientos que elevan nuestro corazón hacia Dios
El diablo consiguió que el
hombre hiciese mal uso de su libertad. Frutos de ello son el pecado, y
el dolor su consecuencia. La Bondad de Dios consigue transformar el
dolor en algo positivo. Quién no cae en la tentación mantiene la Paz que Dios da a los que le obedecen.
Esta vida es un camino para el
cielo, que es morada sin pesar. Al principio el dolor es castigo educativo o correctivo que nos recuerda la Ley de Dios que hemos
desobedecido en la FE que nos enseñaron.
Al avanzar nos encontramos con
pruebas que afrontamos con la esperanza de superarlas, haciendo
así meritorio nuestro esfuerzo y acrecientan nuestra confianza en
la Bondad de Ley de Dios.
Cuando llegamos al final en la
tierra seguimos viendo alto el cielo. Necesitamos el Ascensor
de Cristo; el sacrificio redentor del Cordero Inocente que nos alimentó con su Cuerpo y su Sangre, y nos abre
las puertas de su Reino.En el Reino de los Cielos viven los bienaventurados, pues superaron sus pruebas en la tierra con la ayuda del Cordero y colaboran con él en su misión de ayudar a los hombres a alcanzar la Altura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario