Los Diez Mandamientos
Dios
nos ha dado todo. También el camino moral para que regresemos a la
casa del Padre. La Ley de Dios es buena, clara, simple y no cambia.
No es como las leyes que promulgan y derogan los gobiernos creando un
laberinto legal que quien se mete tarda años en obtener la
sentencia. Quien incumple la Ley de Dios es corregido rápidamente
por el remordimiento de su conciencia.
Todo
lo bueno lo hemos recibido de la Bondad de Dios, por lo que es justo
que el hombre corresponda amando a Dios de corazón con el
pensamiento (1º), de palabra (2º) y de obra (3º).
Dios
es amor, fuente y dueño de la vida, que utiliza el amor de los
padres para dar la vida a los hijos. Por eso hay que amar y honrar a
los padres (4º) como reflejo del amor de Dios.
Hay
que respetar la vida que Dios da a los demás (5º).
Hay
que cuidar la simiente de vida que Dios pone en nuestro cuerpo (6º) para nuestros hijos.
Respetar
las cosas ajenas (7º) y la palabra propia (8º) es imprescindible
para que la vida social sea estable.
Vigilar
los pensamientos o deseos de placer (9º) y riqueza (10º) para que
no sea la envidia la que nos mueva a trabajar, sino la honradez o el
amor.