martes, 19 de enero de 2016

Declaración jurada

DECLARACIÓN JURADA DE INGRESOS



Otra vez tengo que repetir 
que no me gusta jurar 
y que no quiero engañar,
pues si tuviera que mentir
para entrar en el cielo,
en el infierno tendría consuelo,
y de eso no me he de arrepentir.

En la cuestión de trabajar 
este mundo funciona igual
sin mi fuerza laboral.
Pero si alguna vez me necesita 
que me haga una visita, 
que no huyo del currar.

Y ya me gusta viajar 
para adquirir la experiencia 
que es madre de la ciencia.
El medio año pasado 
en Jerusalem he estado 
viviendo en un gran edificio:
San Vicente de Paul hospicio.
Ayudando a los dementes 
Dios me aclaró la mente,
pero no me pagó con dinero 
pues esto es lo postrero, 
sino con salud, fe y alegría 
para servir al huérfano cada día. 

A mi pueblo he regresado 
y sigo siendo un parado.
Pero te  lo cuento como amigo:
ésto de Dios es un castigo 
por haberlo puesto debajo 
de la cuestión del trabajo.

Ahora mi mejor ciencia 
es confiar en la Providencia 
que por extraños caminos 
me acerca a mi destino: 
a la Verdad mi inteligencia 
y a la Bondad mi conciencia 
que mi instinto animal 
me apartará del mal 
buscando la perdida inocencia.

A quien solo le interesa
lo que suena y pesa
puede creer lo que digo 
sin necesitar un testigo:

500 euros mi hermana me donó
cuando el peregrino regresó,
no quería verme muerto
después de cruzar el desierto.
Acepté sin yo saber 
que el maná iba a caer.

100 euros tuve aceptar, 
nunca me podré negar
porque el hermano mayor
siempre protegió al menor.

Otros ingresos son para olvidar
si solo contase la cantidad,
pero yo no los olvido
a los que me han acogido
como peregrino profesional.

No pierdo la oportunidad 
de agradecer de corazón
a los que me dieron con razón
esta doble alegría
de no pensar en el pan cada día
y compartirlo sin preocupación.









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