A la cárcel, llévenme a la cárcel
Según la legislación vigente
yo soy un delincuente,
sin remedio, reincidente.
Lo confieso, no lo niego,
yo en el bosque hago fuego.
Por la mañana pa desayunar,
por las noches pa cenar,
y mientras mis pies me caliento,
y de eso no me arrepiento.
Que si no hago fuego al mediodía
es para que no molesten a la policía.
Pero con muy buenos modales
me denunciaron los forales
por quemar zarzas junto a la fuente
además de pa comer caliente.
Que el hacer fuego sea una fechoría
no tiene la culpa la policía,
la tienen los legisladores
tanto como sus electores.
Son jóvenes, no llenaron su memoria,
ni aprendieron de la historia:
fuego hicieron los pastores
al igual que los cazadores,
fuego hizo el hombre normal,
a diferencia del animal,
desde siempre y en todo confín,
pero el camping-gas le puso fin.
Ahora al que vive al natural
lo tachan de criminal,
al homo inteligente
le persigue el medio ambiente,
y ya tiene condena
quien no duerme en la colmena.
Pues métanme en el correccional
o en un sanatorio mental,
añoraré el paraíso
que ocupé sin permiso
viviendo como ermitaño
sin causar ningún daño
limpiando de zarzas el paisaje
de Fuente Mina, buen paraje.
¿Pero pueden los del Gobierno
ignorar al Padre Eterno
y el agua garantizar?
Saben los vicios legalizar,
pero pa quien no se arrepiente
le espera el fuego ardiente.
Lo de Sodoma es historia
a repetir si falla la memoria:
Fomentar al vicio actual
es proteger el matorral
que el fuego ha de arrasar
si no se sabe limpiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario